Creo estar cogiendo la rutina de
sentarme en el banco de aquellas calles
mientras veo los reflejos veloces de las luces
en la alcantarilla,
el vaho que exhalo y se pierde en la ciudad,
mientras golpeo mi cara para dejar de llorar.
Y quedar así: relajado,
en blanco;
sin preocupaciones ni consecuencias.
Y pensar en la interpretación, en el teatro.
Y en Carlos.
Y en su ¡registradlo!
registrad ese momento en vuestro cuerpo;
¿dónde os toca?
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