lunes, 15 de diciembre de 2014

Morralla



             Me gusta fumar en penumbra para que al mirar
             deje de lado lo cotidiano del fuego y el humo;
             vivir con en vez de junto a ellos.
             No es más que una manera de ver las cosas...
             una actitud insaciable y cansada,
             relajada, animada, optimista, negativa,
             llena de contradicciones,
             de las que acompañan a hombres ficticios, como Sal Paradise,
             o de aquellos viejos de mar sin rumbo que no paran de escribir,
             una manera más entre otras a buscar.
             La buscas porque no la eliges,
             porque a veces nunca llega,
             porque llega cuando no la buscas
             (como ahora me ocurre),
             porque no existe.
             Porque estoy escribiendo sobre ella.
             Porque me gustaría que existiera...
             porque un mundo con gente cotidiana no es aventura.
             Porque una vida sin penumbra no...





jueves, 11 de diciembre de 2014

Cadáver exquisito II



                    ¡Ay, Catalina! Luna mía, quédate un rato más conmigo, y solo conmigo, él no estaba... ni ella; ni nadie que no sea nada más que yo, ese oscuro agujero ahora y nunca más, menos; todo eran cuentas matemáticas. ¡Qué más dará! aunque en el fondo, nada da lo mismo: las flores se marchitan y la piel se agrieta el alma y alimenta el grito. Dios lo quiere, pero yo no quiero saber nada, en el fondo, del mar, del estómago hambriento del futuro, deseoso de lo que quiero y no puedo, pero aún no sé cómo lloran a lágrima viva , como los cocodrilos azules que vuelan los pájaros y los sueños, porque son viables, ¡desde que empieza hasta que acabemos! Despertemos en el corazón de un colibrí risueño pero no feliz. Sin ganas de escribir. Fin, y hasta la próxima compañeros.



                                                                       Diegurri, Mariloli y Puchurro.




...



                  No hay nada más hipnotizante como un papel quemándose.
                  No hay más que observar la gran diferencia abismal que hay entre el humo que desprende y el humo que yo exhalo: difuso, huidizo, tenue... Y es, entonces, cuando se va una parte de mí; sigo sin saber si cada vez que ocurre, pierdo o gano (algo).





Cadáver exquisito I



                   Allí comenzaron las andanzas de Popeye junto a su preciosa estrella que parecían él y ella; acostados, mirándose y bebiendo café hasta que un día decidió no dejarla nunca...más seis hermanas que le hacían la cama. Después se dio cuenta de que nada era verdad. Empezó a reírse, a llorar y a morir de soledad; cómo sonaban todas sus caricias y mentiras. Se acostó con su sombra durante años, nadie le quería como nunca, pero nunca salió bien. Siempre ganaba al ajedrez. Su padre le enseñó día y noche, hora y segundo, guerra y tregua. Pidió un beso de despedida y otro de reencuentro; así todo continuó igual, siempre y cuando ellos cambiaran.



                                                                                              Nina y Rarahuetes.





Registro de emociones II



                El ritmo entra y sale tan fuerte que hasta me dificulta escribir. Siento las letras vibrar, moverse, cobrando vida a un significado que desconozco, que no sé a dónde me llevará. Y luego silencio. Un silencio que da paso al traqueteo de las vías; y de nuevo el blues.
                Horas puedo pasar así: sin pensar, viviendo, sintiendo el vivir, los pensamientos mueren. Mi cuerpo reacciona al blues y le da libertad para escribir; aquí está, corriendo a última hora para hacer la última confesión. Los gritos de la gente, el gris de la calle quedan sepultados. Hasta yo quedo sepultado. Solo el blues y su hermano el jazz sobreviven a la crueldad.
                Yerba me espera en cantidad a la vuelta del viaje (entonces no sabía que allá donde iba también me esperaba).
                 Yo sobro en mi vida. SILENCIO CONTINUO.
                 Esto escribí en el reverso del billete. Ya no sé si me valdrá o lo habré estropeado. Siempre la cago. Yo, YO.